Como veo que Rosa ha tratado de boicotear la tremenda intriga con la que os dejé hace un par de horas, he decidido dar un giro argumental al relato de los hechos mientras ella está en clase de flamenco (no, Carlos, no está haciendo equilibrios sobre un pie).
Un día que teníamos el espíritu especialmente vacío (y resaca), decidimos ir al Museo.
¿A cual?
A cualquiera, coñe. Yo no había estado nunca en Inglaterra, así que mucha mala suerte sería ver una exposición repetida.
Aprovechando que teníamos dinero (de Rosa), compramos unos billetes de tren, y nos plantamos en Birmingham. Como si fuéramos (o fuésemos) oriundos del lugar, y culturetas, además. Bien.
El Museo estaba cerrado. Lunes, claro. Como en toda Europa. E incluso el mundo. Ejém. Ya. Bueno. Sí. Menos mal que los museos de las ciudades (no los modernos, los otros) no cierran ni ese ni ningún día. O eso deduzco de que el de Birmingham estuviera abierto. La verdad es que el edificio es precioso (ver documentos-pruebas adjuntas). Cuando estábamos admirando unos platos de la Reina que estaban muy bien conservados (ya no se hace la cerámica como antes), me vino un olorcillo a ketchup que me quitó la resaca casi de golpe.
¡Ñaca! Que en los museos tienen bar. Y claro, estando en England, pues tienen su pub inglés con sus fish, sus chips, sus beans, su ketchup, su halfapintofabeerplis (que es como se dice cerveza en inglés)… Como lo de quitarme la resaca era una broma de mi cuerpo, me contenté con hacer fotos, que era bonito.
Al volver al calor del hogar, tras tremendo baño culturoespiritual, vimos que Mark había invitado a una amiga a cenar, que trajo su mascota. Aunque Rosa lo llamaba cariñosamente "rataasquerosa" (la dueña no entendía castellano), en realidad era un hurón un poco pasmao, pero majete. Con los ojos de satán, pero vaya, eso sólo asusta a los creyentes…
Y por ahora, lo dejo aquí.
Hay más, os lo aviso.
Enjoy the pictures!!
(Continuará…)
