Pues para acceder a tan grato espacio, en tan grata compañía, se me ha proporcionado un santo y seña consistente en un manojo de llaves, sin nada que las uniera entre sí.
Dándose cuenta del tremendo error que ello representaba, la princesa Martí me consiguió el mejor llavero que he tenido hasta el día de hoy: ¡una muñeca hinchable de peluche!
No quise saber de dónde la había sacado, igual que esa misteriosa caja con tenazas, porra, gorra de plato de pasma, y tremendos diccionarios aplastapiés.
Está buenorra, ¿eh?
martes, 4 de septiembre de 2007
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4 comentarios:
Parece cariñosa y suavita ;)
Un saludo y a disfrutar!!
Nacho, te has olvidado de mencionar las esposas, con lo que a ti te va ese rollito.
Sí que está buena, sí. Sobre todo por detrás...
me recuerda me recuerda a ...
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